sábado, 29 de diciembre de 2007

El coronel

Se retuerce entre sus tripas desgarradas por gusanos mientras un sujeto de nacionalidad estadounidense paga 17u$s por una remera estampada con su cara.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Un problema

El problema de la gente que va sola a las fiestas, claramente no es de esas personas, sino de los anfitriones de esas fiestas que se sientan responsables de entretener y quedarse con esas personas. El problema, claramente, es mío.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Una caminata loca

Salí con una bola de esas que te suben por la garganta cuando alguien te trata mal. La bola estaba ahí. La sostuve unos metros mientras me alejaba de la puerta para evitar todo tipo de exposición inadecuada. Escupí la bola como gato que escupe pelo y pensé: a la mierda, me compro algo. Claramente la mejor decisión no fue una bikinie. No voy a dar detalles, pero un plan que incluye probador, luz calurosa, vendedora ansiosa por ver cómo te queda, demasiada poca tela para cubrir las extensiones de mi piel, y reiterados espejos que toman mi figura desde desconocidos ángulos; todo esto, no puede terminar bien.
Abandoné la búsqueda de la prenda ideal y decidí caminar mil cuadras, total, qué más da. Durante la caminata loca me encontré con un pollo al horno piernas abiertas tirado en la vereda. Lo miré un buen rato. No sé, ¿me lo llevo? me daba cosa, pobre pollo, patiabierto, panza arriba. Seguí caminando y por única vez en mi vida, y quizás última, reconocí a alguien adentro de un bar. Lo saludé. Ahí estaba él, peludo como lo recordaba, oh, cuánto pelo. Pero qué buen chico, mi amigo peludo

sábado, 8 de diciembre de 2007

Trapito

Me levanté con la luz invasiva que las falsas cortinas no supieron detener. Había algo más allí. Me di cuenta de que en la cama, no estaba sola. Antes de tomar coraje y mirar quién era el afortunado que me había acompañado, pensé: ¿Qué pasó anoche? Y así fue como una serie de imágenes se vinieron a escena, en una calle de palermo, un guarda autos que se acerca, que al acercarse más yo digo "ehh, es carilindo" y después encima de carilindo es simpático, hace chistes y hasta dice haber leído Adorno. Bueno eso me empiezo a acordar, y de a poco el elemento vivo a mi lado se mueve, y me abraza. Sigo con temor de mirarlo, los recuerdos son confusos y la cantidad de alcohol en sangre no me permite actuar con rapidez. Tomo aire y entre la luminosidad del cuarto giro la cabeza. Uh. Me chapé al trapito.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Sangre

Por esas cosas de la vida terminé tocando la puerta en una sala de extracción. La enfermera con el pelo reseco de tanto teñirlo no me dejó acompañar a Anita que se hizo la valiente y dijo ya fue, yo paso primero. Me quedé sentada mirando la horrible decoración de la "sala de espera" hasta que escuché que decía, a ver vos, pasá.
Cuando dí la vuelta Anita estaba sentada con el dedo anular vendado en su yema y mientras me lo mostraba ponía una cara tipo puchero. Creo que esa cara no expresaba realmente lo que me iba a pasar. Para medir los glóbulos rojos, Inés, que tenía bordado su nombre en el delantal, clavó como un puñal con toda la furia en mi dedo y extrajo así unas amplias gotas sanguíneas. Yo pensaba que era algo simple, qué se yo, sacarte unas gotas. Pero no. Inés descargó con toda su furia contra mi pequeño y amarillo dedo y creo que eso fue lo más doloroso de la jornada. Después de lo doloroso vino la parte incómoda, cuando la otra enfermera que no me acuerdo el nombre bordado me advirtió sobre los peligros de tomar pastillas anticonceptivas y no sé bien porqué, me contó una anécdota que incluía a) una anciana policía b) un travesti c) un colectivo. No terminé de entender la historia ni tampoco la conexión con la moraleja "y por eso es que nunca hay que confiar en la pareja". Pensé que igual yo estaba ahí por motivos más trascendentales e ignoré el relato. Cuando entré a la sala de extracciones Anita ya estaba conectada al elemento tubístico y mientras miraba la tele un enfermero le daba una clase de repaso de los antígenos. ¿No te acordás nada del cbc nena?
Que te saquen sangre es incómodo, hay algo que te tira, que te está pinchando y a la vez apretando. Pero ese lugar tenía hasta una mini barra, casi frigobar diría yo, que por habernos quedado tanto tiempo instaladas en los mega sillones no llegamos a conocer.

domingo, 2 de diciembre de 2007

una de zapatos

las chicas que usan los mismos zapatos pero distintos

sábado, 1 de diciembre de 2007