Si no fuera psicóloga sería chofer de algún transporte. Tendría un letrero que diría LA LULI, y colgados en el espejo retrovisor, muchos artículos que mi público iría olvidando viaje tras viaje. Me gusta cuando la gente se olvida cosas en el pasillo, pero a mí no me gusta olvidarme nada. Por eso cuando me bajo de los taxis o de los colectivos o me voy de un cine, miro para atrás. Siempre.
Y peor si tenés abierto un cierre de la mochila bolso o cartera. Me pone frenética. La luli aunque esté manejando a 120km/h por la avenida Roque Sainz Peña no deja que ningún pasajero viaje con sus cierres abiertos. Frena en medio de la avenida triple mano y al grito desaforado de CERRALO POR FAVOR indica un buen comportamiento. La luli es prolija, y le gusta siempre que haya buen olor en el micro. Si algún crío se vomita encima, o le vomita la nuca a otro pasajero, que es pior, saca enseguida su kit de limpieza y se ocupa de resolver el enchastre amarillo. Eso sí, ante todo, la prolijidad.
4 comentarios:
la luli definitivamente tendria muchos peluches (truchos) de kitty colgando del espejo...
la luli la rompe.
GENIAL!
Que jodido debe ser tener a la Luli de vecina!!
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