martes, 30 de octubre de 2007

Ananá

La historia es así.
La piba está comiendo ananá. El pibe, por teléfono, le dice, qué rico, ananá. Nunca hay en mi casa de eso. La piba se sorprende y le dice, ah sí? Si querés te lo mando. Y ahí el pibe se emociona y dice: bueno dale, mandalo en remise. La piba conoce una remisería de barrio que no cobra tan caro, puede ser. Lo piensa dos veces, y dale. Y ahí va, las 3 rodajas amarillas de ananá en el asiento trasero del remisero Carlos. Hasta acá todo bien. El problema es que a Carlos le caben los travas y hace rato dejó a uno en su departamento después de dos horas de puro placer. A Carlos nunca le cabieron las minitas, muy vuelteras. El trava va, viene y se va. Pum, se termina la historieta.
¿Qué tiene que ver la elección sexual de Carlos y el ananá? Y no sé, fijate. Yo no me comería una rodaja de ananá que fuese trasladada apoyada así, sin más, en el asiento de cuero sobre el que Carlos eyaculó hace unos momentos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y por que la eyaculacion luego de fornicar con un trava es mas asquerosa que luego de fornicar con una mujer?

Anónimo dijo...

no es mas o menos, es una cuestion de detalle,

Anónimo dijo...

jajaj me encanto