viernes, 31 de agosto de 2007

brócoli fértil

En un momento me reí para abajo, y te quedaste seria. Pensé que tenías cara de hombre, me dijiste. Buenas amigas me hago yo, pensé. Parecés un hombre, me dijiste. Y enseguida pensé que toda mi vida había tenido cara de hombre y nadie se había animado a decírmelo, y ahora de golpe se te había escapado lo que mis padres habían prohibido decir.
Me quedé pensando en la posibilidad de haber llevado conmigo una cara de hombre durante toda mi vida, y lo terrible que sería que ahora, 23 años después, mis padres me reconocieran que era verdad. ¿Cambiaría mi nombre? ¿Me afinaría las fracciones? Digo, las frankciones, perdón, quise decir, las facciones.
Espero que todo esto haya sido un mal sueño, y que al verme al espejo la próxima vez, no vea algo tan bizarro como un transplante de rostro.

Moraleja
A veces, cuando llegás de madrugada, y mirás un bowl con fideos, podés darte cuenta que los granos del brócoli parecen, de vez en cuando, espermatozoides.

jueves, 30 de agosto de 2007

El objeto mirada

Vení. Asomate.Mirá los balcones ajenos, los otros edificios. Quizás vivir mucho tiempo en una casa te deja el reflejo de la sorpresa ante los ascensores y la gente apilada en torres. Parecen muñequitos adentro de ladrillos de lego. Ahora ya casi me acostumbro, aunque no dejo de hacer un zoom out cada vez que me tomo un elevador y me imagino a mi cuerpo como materia que sube por un tubito a través de un canal hacia arriba de una construcción de cemento. Desde la biblioteca nacional se ve un edificio que tiene un ascensor transparente y que colabora con esta fantasía, ¿lo viste?
Siempre pienso que los balcones, mirándolos desde afuera, son muy peligrosos. Es una simple reja que te protege de no caer al vacío, de no salir disparado como resto.
¿Vos pensás que la gente de enfrente puede identificar la naturaleza del cigarrillo que estás consumiendo? No me mires como si fuera un paranoico, de verdad te digo. Porque la gente desde sus balcones realmente puede ver detalles indeseables. Sin ir más lejos mi amiga Anita vio a su vecino pasearse desnudo varias horas, acariciar y toquetear su elemento viril y aún cuando ella y sus amigas con los encendedores prendidos le gritaban y lo obacionaban, el sujeto ni enterado de la exposición de la que fue protagonista. ¿Y si después te encontrás con un vecino en la panadería que te vio depilándote el bozo? No es joda.

lunes, 27 de agosto de 2007

New Look

En algún momento leí algo sobre unos tipitos que escribieron sobre la percepción, y cómo cuando estamos predispuestos a atender a determinado tipo de estímulo, seleccionamos los elementos al mirar, al escuchar, y creemos que es la casualidad la que nos muestra una y otra vez señales sobre el tema que nos convoca.
Está bien, puede ser que sea así. De golpe empieza a llover, no, no llovía, ahora sí llueve, y toda la ciudad se tiñe de ese clima entre nube húmeda y escenografía de video clip. Veo a un tipo correr un colectivo, aunque sólo vea su sobretodo gris bailar entre sus piernas, me sirve para seguir componiendo la escena.
Ahora, de la nada, se prende un cd de jazz con una batería pesada y una voz de mujer melanco que susurra palabras como "right here..." "..until the night goes away" y otras frases que aunque sean en inglés parecen que fueron escritas para mí, para ese momento. Y hay tráfico, sigue el bajo y la batería marcando un ritmo pausado, un groove de sillón, de arrumaco. Los autos se van moviendo, y las gotas que mojan toda la ciudad parecen sacadas de una pintura impresionista, me río al darme cuenta de que no veo un joraca y que definitivamente voy a necesitar anteojos.
La canción termina, y me doy cuenta que aunque quiera no puedo dejar de pensar en vos.

sábado, 25 de agosto de 2007

Piernitas

Me iba a tomar el 152. Habíamos quedado en merendar en la casa de Ezequiel pero al final di un giro de 105º a la izquierda y en menos de 1 minuto decidimos juntarnos en lo de la Tía. Las puertas del 152 se abrieron torpemente y cuando me disponía a subir, me ví enfrentada a una señora ciega que llevaba puesta una campera amarillo patito. De brazos abiertos, bajó casi sobre mí y me dijo: Tengo que tomarme un taxi.
La tía siempre dice que yo camino muy rápido. Algunos pueden pensar que le da esa impresión por sus cortas patas. Pero no es sólo eso. Claramente tengo un ritmo veloz a la hora de caminar. Lo reconozco. De manera automática, aunque sea media cuadra, casi que corro.
Así que ahí estaba yo, un poco nerviosa con la señora que tardó en acomodarse en mi brazo, dudamos, la izquierda, por arriba, cruzada, ¿Y el bastón?. Todo musicalizado por los frenos de aire de los colectivos que en Avenida Santa Fé suelen dar conciertos sin precedentes. Me dí cuenta tarde. La pobre señora, que había caído entre mis brazos y que creyó que yo la cuidaría en la salvaje avenida, era víctima de mi ritmo acelerado y casi que corría, a ciegas, del brazo de una desaforada que la hacía esquivar personas, mascotas, paradas de colectivos y baldozas desajustadas. Cuando la subí al taxi, casi que la ví temblar y pensé: Debe pensar de mí, lo peor. Por suerte cerré la puerta y no dejé ninguna de sus extremidades enganchadas, bueno, hice todo tan apurada que eso creo, no sé, no estoy segura.

viernes, 24 de agosto de 2007

Medias


Mat nuestro amigo ya lo dijo en su programa radial número 12, las medias parecen swingers. No hay manera de mantenerlas respetuosas ante la idea de la pareja, lo igual, lo similar, unido, presente. Yo por mi parte renuncié a la idea ambiciosa de mantenerlas apareadas en forma organizada y simplemente me contento con mantener algunos colores o ideas en común. Este es el caso de mis medias del día de hoy, de fondo negro ambas, una de gatos y otra de flores.
Romeos Voluntarios todos los miércoles en vivo a las 20.00hs por http://www.radioxradio.com/ o escuchate los programones online en http://www.romeos.podomatic.com/

jueves, 23 de agosto de 2007

Perfiles


La tía
- No existe posibilidad alguna de preocuparme por un supuesto robo. Mis objetos jamás serían robados en ningún contexto, ni tampoco objetos ajenos. Casi no acontecen robos.
- La gente nunca se masturba ni se masturbará en la calle.
- A nadie le interesa mi conversación, aún cuando pueda estar hablando en voz extremadamente alta.
Luisa
- Constantemente hay gente robando autos ajenos. Por otro aldo, existen altas chances de que mis objetos sean hurtados por profesionales que a cada segundo merondean a mi alrededor.
- Junto a las paredes de baldíos en construcción, frecuentemente pueden verse acabadas de gente que se masturba a la noche, y lo seguirá haciendo por el resto de los años.
- Todos oyen y prestan atención a cada uno de mis comentarios, y cuchichean sobre mí y mis amigos. Por eso es necesario hablar siempre en voz baja.
Moraleja
¿Por qué no puedo saltar como una persona normal?

Interferencias


- Dale, no digas eso. ¿ Por qué no querés venir?

- Ay no sé.. es que.. nunca la paso bien esas reuniones Celia, me siento como incómoda. Estamos grandes amiga, para esas cosas..

- Estás segura que sólo una cucharadita de polvo para hornear?


- Sí nena. Hago esa receta desde que nací..


- Bueno, vas a venir?


- No, estoy cansada además.


- Pero Esther! si a los hombres les encanta tu concha!

Moraleja: en caso de acceder por interferencia a conversaciones ajenas, abstenerse de escucharlas.

lunes, 20 de agosto de 2007

Ser mujer

Lo ví mientras miraba. Sí, lo sé, es terrible. Pero lo ví. Me descubrió mirando y se murió de la vergüenza, encorvándose en un gesto casi de Yoga, con las manos tocándose las pantorrillas. Lo ví mientras miraba, venía diciendo, y no es que no me daba cuenta. ¿Y qué miraba? Te preguntarás ya irritado por mi insistencia. No importa qué miraba. Lo importante es que quería sumergirse, volverse espuma, meterse adentro. Cuando terminó de mirar suspiró como indefenso, y me dijo: "podría pasar allí un día, y aún así no me aburriría".

Yo miraba intrigada, qué de lo que mira está mirando, qué mira con esa cara de ternero, de cochinillo de 20 días alimentado solamente con leche, abierto de patas sobre la mesa de un restaurant.
Moraleja
Los masajes son un camino de ida, un ticket sin retorno,

sábado, 18 de agosto de 2007

Cocina Roja

Las gotitas de sudor, iban bajando de a una, despacito, suaves por su espalda. De un manotaso se secó la frente, sabiendo muy bien que eso no era lo que la incomodaba. Se dejó caer en el piso, se tomó las rodillas y cerró los ojos. No entendía por qué le latía tan fuerte el corazón. No era la primera vez que decidía terminar así una relación. El dicho bien decía la cuerda se corta siempre del lado más débil, y ella sólo trataba de cortar esa cuerda. No era tan terrible.

Sus manos se posaron sobre el cuello de èl. No pudo controlarlas ; ya no escuchaba los gritos de Ernesto pidiéndole por favor no, ni a Oscarsito llorando en el otro cuarto, ni siquiera notaba la interferencia de la radio que tanto solía irritarla. De pronto, su sudor, se tiñó de rojo. También su ropa, sus manos y el torso de Ernesto, que unos segundos después dejó de respirar.

Farándula

No sé porqué, pero estábamos en la pileta del cantry con Graciela Alfano y su pareja, Matías Alé. Ella brillaba en su bronceado y sonreía. Tenía un tapado de piel blanca. Una niña de pelo negro le pregunta con voz aguda: ¿Y porqué no tienen hijos? Y yo, haciéndome cargo de la respuesta, abrazando a Matías de costado, le respondo: "Bueno, ahora Graciela encontró a su príncipe... tienen que trabajar, y después van a tener hijos". Yo era algo así como una íntima amiga de la pareja, y compartía con ellos un findesemana burgués.
Después caminamos con Hugh Grant por el bosque interno, entre unas casas de madera y el pasto húmedo. Él por momentos usaba anteojos negros, y después se los sacaba y sonreía. Eso sí que me acuerdo, sonreía mucho. Tenía los ojos celestes, y su expresión clásica de incomodidad.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Varita, varieté

Arriba y abajo, con mucha delicadeza, la varita dirige a un grupo de conocedores del tema, que asienten cada vez que así la mano lo indica. La música baila entre sus dedos y él, la acompaña con miradas, gestos y movimientos.
Ha estado tan nervioso estos días, imaginando este momento, planeando cada detalle, cada nota, concentrándose en los compases en los que sabe se equivocará, que estar ahora moviendo la varita frente a los 17 violinistas y 4 contrabajistas, a los que imaginó una y otra vez, le parece hasta irreal. Por un segundo baja la mirada, los músicos esperan sus señales para dar el golpe final. Y ahí sucede, los violines crecen, la música se ensancha, se profundiza, se agrandan los oídos. Él se entusiasma, dirige a la orquesta que lo sigue hasta el final. Pronto los violines callan, el arpa queda en primer plano, casi cantando. Al final, llega el silencio.

lunes, 13 de agosto de 2007

Último primer día

9.04 am estoy parada en av Las Heras esperando a mi amigo el 95 y un 60 decide a toda furia y con total impunidad, empaparme con toda el agua estancada de la lluvia. Agua no solo estancada sino básicamente, negra y repleta de extrañas partículas. No importa, sigamos adelante. No Tía, no había tiempo para volver y cambiarme el pantalón.


9.48 am mi colectivero amigo del 95 me deja en la esquina del Moyano y camino con pasos cortos una cuadra que parece interminable. Una gran muralla celeste de dibujos descascarados me acompaña hasta que vislumbro la entrada del edificio. Después de preguntarle a dos guardias que toman mate y hablan de otro tema que les interesa más, me pierdo por una escalera caracol.

9.54 am Mi amigo y compañero el HombreCorazón ya estaba en el aula hacía rato. La clase no sé cómo, pero duró 2 horas. Y el profesor era un tipo MUY serio que no se reía y parecía ser un hombre al que no le gustan las clases de chistes que a mí sí me gustan. Por lo cual me propuse no hacer ningún comentario y mantenerme en silencio. El silencio puede ser interpretado como sabiduría, muchas veces. Te lo juro.


Después de hacer un intenso city tour por todos los pabelloes, subsuelos, auditorios charcotianos, pasadizos secretos, caminos de tierra, comedores multifamiliares, salones de anatomía patológica e incinerador de desechos patógenos, me dí cuenta que el HombreCorazón estaba muy angustiado cuando se agarró la cabeza en el colectivo. Disimuló la secuencia de lágrimas que se escaparon entre su pullover y mientras bajaba corriendo me dijo: no puedo más, no puedo más.

No deseo ser Mosca

Lunes 10 am:

-Mirá la mina está re buena y la vengo trabajando hace como 2 meses.
- Pero… ¿qué onda ella?
- Ella me sigue el juego. Y sabe que me la quiero empernar. Así que todo bien. Cuando la agarre, no paro.

Me arrepiento profundamente haber deseado ser mosca para escuchar las conversaciones masculinas. Definitivamente hay cosas que prefiero no escuchar, especialmente un lunes tan temprano por la mañana.

Ofrezco mi módica fortuna por dormir una siesta. Postulantes presentarse en Corrientes 231 de 12 a 14 hs.

domingo, 12 de agosto de 2007

Amor


Me gustaban porque él la abrazaba a ella y la protegía del humo y las luces. Había tan poco oxígeno que un amigo me dijo: Che, mataría ir a ver afuera cómo es pasarla bien, digo, disfrutar de la vida, no pido mucho, respirar un poco.
Cuando descubrí que el piso era de alfombra, no sólo no lo podía creer, sino que no tardé en mostrárselo a la Tía para que omitiera su opinión al respecto. De más está decir que salió corriendo y compró en un mini mercado chino un ciff, un poet y un Mr Músculo con dos franelas de polyester para ocuparse del tema.
Me gustaban también porque ella se veía desmayar, y él la rescataba. Me gustaban porque al final, seamos sinceros, digamos la posta, se abrazaban con amor.

viernes, 10 de agosto de 2007

Fiesta Negra

Estábamos tú, yo, y Malena Solda. Sí, sólo nosotros tres en un gran galpón de techos altos.
Tú estabas con un short amarillo, sin remera y con marcas de corcho en el rostro. Marcas de animal, no de militar, ¿eh?
Tu tocabas tu gran tambor, con las manos, mirando al vacío. Tan concentrado, parecías hipnotizado por el ritmo que no paraba.
Malena y yo fumábamos y reíamos, pero no podíamos dejar de movernos.
Aún cuando hubiese querido, yo ya no controlaba mis piernas. La fiesta se estaba armando. Había mucho más humo del que Male y yo producíamos, pero eso no nos preocupaba. Tu seguías atónito, enganchado en un tempo, repitiendo y alterando compases inesperados.
Era un clip de 20 segundos que se repetía una y otra, y otra vez.
"Decile Male, decile Male", gritabas de a ratos. Yo te miraba y me reía, y Male giraba, y se chocaba contra las columnas de hierro.
Nos despertamos en una silla de sala de espera, y nos dimos cuenta que esperábamos que le cocieran a Male el tajo que se había hecho en la frente. Al rato llegó su representante y nos gritó por haberle arruinado el cutis de muñeca. Vos te tentaste, y yo también, y cuando salimos dijiste: Uh pero al final... pará, entonces no me la puedo besuquear a Male? Yo me puse de malhumor y te dije: No, sólo podés tocar el tambor.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Ñoqui

Don Mirlo llega todas las mañanas tipo 7.28. Lo digo con minutos exactos porque el tipo llega siempre a la misma hora, salvo cuando hay problemas con los trenes. Por eso el Sr Martín ya sabe, si son más de las 7.30, hubo problemas en el tren; algún suicida, un accidente, paros y trueques. Cosas que pasan en la vida de los ferroviarios.
El Sr Martín conoce a Don Mirlo hace más de 10 años, pero en realidad, no lo conoce mucho. El tipo es medio serio, simpático, pero serio. Se queda callado atrás de su mostrador, concentrado en hacer los ñoquis del mismo tamaño y ponerlos en sus cajas, uno por uno. No sé si los ñoquis se ponen en cajas, ni si se ponen de a uno, pero así me lo imagino a Don Mirlo. Parece que el tipo nació en Tucumán, y se vino a probar suerte a la capital.
El Sr Martín no sabe muchas más cosas de Don Mirlo, pero así está bien. Cada tanto un suspiro, una mirada por la ventana, y listo, a otra cosa mariposa. Don Mirlo vive en Lomas, y de vez en cuando, dos veces al año, visita un sobrino en Pergamino. Nada más.

La Plata

Una reunión en la casa de un pariente, en provincia. No había mucha comida. Uno de mis primitos, vestido (disfrazado) de algún superhéroe anaranjado que inventé, bailaba cumbia villera y los demás invitados, ni bola, al pobre niño. Yo, era una de esas invitadas. Me resultaba extraña la situación. Los adultos estaban inquietos.

Tal encuentro era en La Plata. ¿Te das cuenta del juego de palabras? le dije a mi hermana cuando me vino a despertar. Ni yo entiendo ahora ese "juego de palabras", que en su momento, tenía tanto sentido.

Después nos fuimos de esa incómoda reunión. Partimos a la inauguración de un local de muebles y ropa de mujer. Nos acostamos en los sillones (que de por si tenían un aspecto futurista, como la exposición que hubo hace poco sobre muebles imposibles) y algunos se quedaron dormidos. Recuerdo la imagen de mi tía , de espaldas durmiendo .

Por alguna razón que todavía no está clara, me retiro de la inauguración, que creo, iba muy bien.

El problema surge aquí, cuando no sé como regresar a la casa. Camino por unas calles de tierra, unas motos pasan por mi lado. Hasta un taxi se detiene y me abre la puerta , lo cual me asusta menos de lo que debería.

Empieza a caer la noce y una voz en off, la cual reconozco como la de mi hermana, me dice "ojalá que no estemos en La Plata"-

y ahí despierto, confundida. ¿La Plata? Yo nunca fui a La Plata!

Moraleja: alejarse de la tía chuche cuando se juega al Juego de Claudia, asegurándose así de que no vea vuestras cartas, porque ésta tía, es tramposa. Muy tramposa. Es capaz, hasta de decir cosas como: ¿Qué preferís? ¿darme tus cartas o que las diga en voz alta?. Igual, tía, tus sobrinos, te amamos!

martes, 7 de agosto de 2007

Puentes

Han pasado horas desde que se sentó en ese sillón. Espera y desespera. Aguarda su llamado, impaciente. Se pregunta cuánto tiempo más podrá aguantar y piensa en la última vez que lo vio. Caminaban por las calles del microcentro, besándose en silencio. Sus pensamientos se desvian por un momento en el informe que debe entregar para el viernes. Se levanta, suspira y sonríe con tristeza. Se dirige hacia su bolso, colgado en un perchero. Lo abre, con cierta esperanza de encontrar algo que la sorprenda, nada. Sus libros, su agenda , su billetera.Se prepara un café, que en realidad ya estaba preparado, sólo lo recalienta, y se sienta en el sillón otra vez. Convencida de que ya no le importa, intenta leer unas páginas de la novela que compró ayer. Llegado el cuarto párrafo, cae en la cuenta de que ha estado pensando sólo en él, pasando por encima de las palabras sin leerlas. Oraciones y oraciones que no ha comprendido, porque sólo puede pensar en ese llamado, que no llega. Pero ella no va a llamarlo.
Enciende la televisión para despejar la mente. No encuentra más que una aburrida película francesa. Pasados los quince minutos Matilde se ha quedado dormida.
Hora y media después, despierta.

Suena el teléfono y se sobresalta. Estaba soñando que era un Eduardo distinto, con más barba y más gordinflón. Pero eso no lo recordará en ese preciso momento, sólo recién cuando se levante por la mañana para ir a la oficina y se entere de la noticia. Por ahora sólo enciende la luz desde la cama. Sin abrir los ojos, tantea el teléfono, Hola?

Moraleja: yo dibujo puentes para que me encuentres,
un puente de cera, con mis acuarelas,
un puente colgante con tiza brillante,
hago cien, diez , uno, no cruzas ninguno!

lunes, 6 de agosto de 2007

Adrenalínico

Esto le pasó a una amiga de un amigo. Trataré de hacerlo parecer real, pero aclaro al público presente, no es que me haya sucedido a mi.
5 amigos que nos encontramos para ir al cine. En realidad, si tengo que hacer uso de mi sinceridad, amigos quien dice amigos éramos 3, los otros dos, amigos de amigos. Cuestión que nos embarcamos en la cola. Adelante nuestro una mujer con 4 niños que le revolotean. Me mira, sonríe. Me parece que va a ser eterno y depronto miro denuevo y estoy ahí, en el final de la espera, a dos pasos del mostrador. Suena un timbre y caminamos hacia la ventanilla de ventas. La muchacha que nos atiende, tiene cara de estar sentada en esa silla hace muchas horas. Pienso en decirle algo, como qué carucha, después me arrepiento y llego a la conclusión que eso sería peor. Por ahí, si le digo.. no, basta. Ella Nos dice un Buenas tardes bienvenidos que me suena más a un cantito aprendido para una lección oral que a una amabilidad. Hola qué tal, queríamos cinco entradas por favor, para ver Los Simpsons, Ah no.. A ver dejame ver bien. Sólo tengo en la fila uno o separados.
Es aquí donde el lector se preguntará si vimos la película todos separados o nos rompimos el cuello en el intento. La respuesta es: ninguna de las dos!
El grupo compró entradas para otra película y cuando las luces bajaron y todo se oscureció de golpe, uno de nosotros se levantó disimuladamente y se dirigió al "baño". Asegurado de que no había moros en la costa, éste último telefoneó a uno de los integrantes del grupo. Es así, que los cinco se integraron a la sala y disfrutaron (en el piso) de la película deseada.

Moraleja: qué le dijo un jardinero a otro? disfrutemos mientras podamos.

domingo, 5 de agosto de 2007

Un Cura

María Raquel De Los Ángeles nació en una familia carenciada de un pueblo sin importancia. Desde pequeña, su madre la involucró en las encíclicas papales, colección de 12 tomos que guardaba con sumo cuidado en su mesita de luz. Una vez por semana María Raquel los repasaba con una franela y un poco de limpiavidrio: debían quedar impecables.
Años después su madre decidió enviarla a un monasterio en la estepa. En la pequeña torre, sólo cabían dos personas: El cura y ella. Las escaleras diminutas y las enanas habitaciones los obligaban a caminar encorvados.
María Raquel de Los Ángeles se enamoró perdidamente del Cura Héctor . Pero él, a sabiendas de los mandamientos, no tardó en ignorarla y durante años no cruzaron más que cordiales saludos. María Raquel estaba desvastada y le suplicó al Cura Héctor que al menos le diera una oportunidad, que vivieran una vida común y corriente, que lo intentaran.
- Cura Héctor, os lo suplico... acaso nunca has soñado con una vida normal? Fuera de este monasterio?
- Hermana María Raquel.. no has entendido nada todos estos años. ¿Qué has estado leyendo? ¿Has traído pecaminosas revistas pornográficas a la casa del señor?
- Me insultas Cura Héctor, me insultas..
- Es lo único que pareces haber leído. Tus ojos gritan sexo sexo sexo
- Pues si tanto te inquietan mis ojos, me los arranco.
- Arráncatelos pues. - se los arranca. Sangra.
- ¿Y ahora? ¿Y ahora qué Cura Héctor?
- Ahora que estás ciega, podrás leer las biblias en braile que encargué el año pasado a Zimbawe.
- Pero no sé leer en braile... - con los ojos en las manos
- Aprenderás Hermana, aprenderás.

Reunión

Yo los miraba desde mi ventana hace ya unos minutos. Eran 4 o 5, no podía definirlo desde tan lejos. Casi que llovía y el viento que soplaba, movía las cortinas de mi ventana. Me dolía la espalda de estar inclinada hacia adelante, con los codos apoyados en el marco de madera. Los miré reir un buen rato. Estaban jugando algo con cartas de colores, pero no pude entender qué. Me hubiese gustado estar allí, ser parte de sus chistes y que me miraran mirar. Creo que en un momento el juego acabó cuando uno de ellos festejó y los demás miraron fulminantes a una de las jugadoras.
Al rato se me cansaron los codos. La noche estaba fría y subí la estufa. Apagué las luces y me fui a dormir. Una vez en la cama, escuchaba sus risas y me sentí chiquita, quedándome dormida mientras hablaban los adultos.

Moraleja: no bajar las escaleras con medias, pues quién sabe (y no lo digo porque me haya pasado a mi) podrías terminar en el piso, rompiendo tazas ajenas y con un moretón en la cintura con forma de U.

sábado, 4 de agosto de 2007

El alma se va en dos delfines.

Mirá, es simple:La cosa acá es que el alma se va en dos delfines. Te lo puedo asegurar.
Escuchame vení, te voy a decir algo: Creer o reventar. Si vos no lo ves, es tu problema y sos vos el que no quiere verlo.

De rojo, una cara como en radiografía con la boca abierta, de perfil.

De azul, dos delfines que emergen de su boca como el alma.

Moraleja
No incites a tu hermana a ordenar el cuarto, dejando los cajones, cajas y cartucheras desperdigados por todo el piso, amontonados entre papeles, carpetas y millones de mostacillas que te lastiman los pies descalzos, si después vas a huír, acobardada ante el caos y la angustia existencial.

La Montaña Sagrada

Uno. El tipo de al lado, un tipo con camisa a cuadrillé metida adentro del jean gastado (Sí, lo ví rápido, cuando se paró en el frenesí para que no lo reconociéramos a la salida) nos indica desde su sabiduría zen cuándo la gente debe reirse y cuándo no. Chista cuando las risas y carcajadas están fuera de lugar, demostrando que nos llevamos a marzo, como dijo el HombreCorazón, dónde-me-tengo-que-reir-en-una-película I. El HombreCorazón, con su sabiduría ancestral, aseguró que al tipo de camisa le molestaba que cuchicheáramos en partes religiosas.

Dos. Atrás, con mi espalda, ví cómo una señora de rulos, muchos rulos, rubios, se chistaba y gesticulaba en la oscuridad contra dos señoras, una más joven que la otra, para que le dejara el asiento ocupado, en vano, por abrigos y carteras.

Tres. El tipo de camisa le susurró a la mina de al lado: cada cosa es un símbolo de algo. Pienso que es una buena excusa para acercarse al hombro de la acompañante e intentar conquistarla, pero sí, es así, cada cosa es símbolo de algo.

Moraleja
El tipo de la ventanilla del San Martín sí se da cuenta si intercambiás sigilosamente la tarjeta de estudiante con tu amigo que acaba de comprar la entrada y sospechosamente te saluda por segunda vez, con un apretón de manos.

viernes, 3 de agosto de 2007

División de aguas

Con Mae y la tía siempre lo decimos: el mundo se divide entre los que piden gustos frutales de helado y los que no. Los gustos frutales claramente cortan lo empalagoso de las cremas y el chocolate y son más que necesarios. Cuando yo era chiquita, mi papá paraba el auto en doble fila en una heladería de la calle Diaz Velez y me pedía chocolate dulce de leche y frambuesa. ¿Se dan cuenta? Es la mejor combinación jamás habida.
El mundo también se divide entre los que, correctamente, decidimos disfrutar de unas vacaciones relajadas y sin presiones ni guías, y los que no levantan la mirada del mapa, como es en este caso ilustrada la tía, con una reproducción topológica de una ciudad de los estados de norte américa. Véase aquí, la señorita apodada "La mujer mapa".

Moraleja
La Fobia específica a algunos mamíferos marinos y secuaces aledaños, además de confirmar cuadros patológicos no diagnosticados, permite entre otras cosas, evitar intoxicaciones verbales.

jueves, 2 de agosto de 2007

Vibración

Escuchame una cosa Rita, yo te voy a decir cómo funciona. Tenés la voz grave de este tipo, no? Me seguís? Voz bien grave. Bueno, esas ondas sonoras retumban en nuestro cuerpo, me escuchás Rita? Retumban. Te digo que dan vibraciones en nuestra zona baja. No me mires así, es científico lo que te digo. Hay un gen que codifica la voz grave, y hay un cuerpo que percibe esa vibración radiofónica y se estimula. No soy ninguna pervertida, lo que te digo es verdad! Está comprobado!

Van naciendo los dálmatas

Holanda estaba del otro lado del vidrio, asegurándose de que nadie se entere de lo que estábamos haciendo las otras del lado de adentro. La perra lloraba, supongo de alegría. Estaba acostada en el piso del balcón. Las chicas y yo, tratábamos de ayudarla, pero como no hablamos su idioma, no entendíamos muy bien qué necesitaba. Una toalla caliente, rápido, dijo alguna de nosotras y Holanda corrió a buscarla. Son 35, y ahora 36 Holanda!, son cada vez más dije, mientras me abría la campera negra de rayas amarillas y le mostraba los cachorros a mi hermana que lloraban en mi pecho.
Más tarde anocheció y el frío nos obligó a dejar los inventos en las vías del tren. No había más estatuas para representar. Así que pusimos a dormir en una canasta a los cachorros y la abuela se sentó en su cama, como siempre, y nos contó un cuento.
Nos fuimos antes de que llegaran los dueños de casa, no queríamos que nos vieran así. Regresamos por la madrugada.

Moraleja: averiguar el horario en que cierra la cgp de tu barrio antes de ir a buscar el dni.

En el Shelter holandés

Ella se acerca, mira los fideos, con hambre, deseo, gula... mentira, si ya comió.
Él dice: - Ah? Te gustan estos fideitos?
Ella asiente.
Él:- Entonces rezate un salmo, arrodillate y bendecí la comida.
Ella:- Pero si yo no soy religiosa! Pasé por aca...
Él: - Ah nono, si no hay salmo no hay comida.

En el consultorio:
Él:- No sé por qué dije eso doctor...
Psicólogo:- No tendrá algo que ver con sus vivencias de boyscout?

Moraleja
Pablo tiene razón, las mejores anécdotas hay que contarlas.