jueves, 30 de agosto de 2007

El objeto mirada

Vení. Asomate.Mirá los balcones ajenos, los otros edificios. Quizás vivir mucho tiempo en una casa te deja el reflejo de la sorpresa ante los ascensores y la gente apilada en torres. Parecen muñequitos adentro de ladrillos de lego. Ahora ya casi me acostumbro, aunque no dejo de hacer un zoom out cada vez que me tomo un elevador y me imagino a mi cuerpo como materia que sube por un tubito a través de un canal hacia arriba de una construcción de cemento. Desde la biblioteca nacional se ve un edificio que tiene un ascensor transparente y que colabora con esta fantasía, ¿lo viste?
Siempre pienso que los balcones, mirándolos desde afuera, son muy peligrosos. Es una simple reja que te protege de no caer al vacío, de no salir disparado como resto.
¿Vos pensás que la gente de enfrente puede identificar la naturaleza del cigarrillo que estás consumiendo? No me mires como si fuera un paranoico, de verdad te digo. Porque la gente desde sus balcones realmente puede ver detalles indeseables. Sin ir más lejos mi amiga Anita vio a su vecino pasearse desnudo varias horas, acariciar y toquetear su elemento viril y aún cuando ella y sus amigas con los encendedores prendidos le gritaban y lo obacionaban, el sujeto ni enterado de la exposición de la que fue protagonista. ¿Y si después te encontrás con un vecino en la panadería que te vio depilándote el bozo? No es joda.

1 comentario:

La otra parte de mí dijo...

me parece que hay mucho de voyerismo también...yo,por mi parte hace mucho que no miro por mi ventana la ventana del vecino...ni me expongo para que el me mire...pero admito que me ha comido la jungla de cemento y soy parte de ella con su inmutabilidad constante...