
Es el estómago, me dijo. Repitió lo mismo que yo decía pero mirando para abajo. En realidad mirando para abajo, hacia el costado. Y se quedó pensando, como si se hubiese acordado de algún estómago o de alguna historia relacionada con el abdomen, la buzarda o la zapán. Pero no contó nada. Siempre con ese gesto hacia abajo para el costado de querer contarte una historia medio melanco y no hacerlo. De quedarse con las ganas, o de ni tener ganas de contar una historia que se había olvidado todo este tiempo.
Yo pedí la cuenta y me fui, no me dieron ganas de saludarla, siempre tan calladita en esa ventana de bar de cancha, de pelotas y banderines. ¿Viste la gente calladita? ¿Ubicás? Como que te da ternura y al mismo tiempo la querés matar. Es como que decís: ¿Y para qué te quedás callada? ¿Querés que te pegue? No sé de dónde saqué la violencia, a mí nunca me levantaron la mano, ni el codo. Pero con ella no sé, se me pianta un jugador. Bueno, ¿vos qué vas a pedir? Yo no sé porque no leo el menú. Ahora hacen la letra minúscula, así que leeme.
5 comentarios:
amor es bancarse la bufarra a cebolla...
La cebolla en la ensalada SIEMPRE...
aunque es cierto que el olor queda por todo el día.
saludos...
igual te digo que el ajo es peor
jamás cebolla !!!ni al mediodía ,ni a la noche,NUNCA!!!puajjjj cebolla,cebolla caca!!
Cebolla, ajo, picante, nada de eso es bueno ni para el estomago, ni para el aliento, pero mucho menos tolerable que eso es la calladita con cara de pobrecita, hace que surga violencia, completamente de acuerdo con vos
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