martes, 3 de julio de 2007

Verguenza Propia

Una chica cualquiera a la que llamaremos ocasionalmente Maria, nota que un compañero de trabajo con el que debe mantener diarias charlas telefónicas le tira onda. Hasta ahí todo bien, los llamados van y vienen y Maria esquiva con soltura los galgos que le tira su compañero. Inventa enfermedades para no acudir a las reuniones de sábado a la noche a las que él la invita y trata de ser lo más amable posible, pues a pesar de la incómoda situación va a tener que seguir trabajando con el sujeto, al que llamaremos Carlos.
Un domingo a las 9 de la mañana María se dispuso a cumplir con el pedido de su hermano: “llámame para despertarme y vamos al cantry”. Marca el número, tu, tu, tu , tu, tu, María piensa para si misma: va a sonar un rato hasta que se despierte y me atienda.
- Hola - contesta un sujeto confundido y muy dormido
- Hola Gabi - responde María
- ¿Maria?
- Si Gabi soy yo
- Maria soy Carlos, te confundiste de teléfono.

Moraleja

Consulta siempre tu agenda antes de marcar, especialmente si es Domingo a la mañana y si hay dos números de teléfono sospechosamente parecidos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El problema, querida Tía, es comenzar a hipotetizar sobre las posibles ideas que al sujeto intitulado "Carlos" se le desplegaron a partir de tu inesperado llamado.
Por ejemplo:
uno."Se pasó todo el findesemana pensando en mí y me llama, después del sábado a la noche, para que nos veamos durante el día"
dos. "le gusto tanto que me quiere invitar al asado en el cantry"
tres. Inconscientemente me llama. Algo de su deseo se puso en juego con mi teléfono.
uff dios, esto de estudiar estas cosas me está quemando. perdon.

Mariano Duna dijo...

Tía, es obvio que Carlos te gusta, pero como te tira onda, te gusta menos. He aquí la vieja frase de Groucho Marx: "jamás aceptaría pertenecer a un club que me aceptase como socio", o algo por el estilo, no me acuerdo bien cómo es el dicho. Ya sben cómo es el asunto, ¿no? "Las frases son como los hombres: todas iguales, y peludas".