domingo, 16 de marzo de 2008

Ritual

La pobre estaba sentada con los ojos tapados con un pañuelo hippie del 93. El torso y las manos, tapadas por una toalla de corazoncitos celestes y rosas. A su lado, de pie, la temible verdugo sostenía y manipulaba uno de estos extraños artefactos. Se despliega una extraña situación: Se trata de una prenda que no tendría por qué ser tan nociva, loco, se trata solo de reconocer el elemento que contienen: café, salsa golf, mayonesa, dulce de leche y ades. No es tan terrible. Pero es el modo, son los cachetazos que su verduga le dio a la pobre futura señora ama de casa con estos resbaladizos elementos, son las risotadas, la denigración, que pasa de lo gracioso a lo terrible y sádico de un grupo reunido ante una pobre ingenua chica de 24 que se prepara para una filogenética práctica ancestral. Al final me fui pensando que la gente le hace eso a los que se casan por envidia, de que ella sí puede seguir la tradición, y su novio sí quiere casarse.
Por las dudas que llegara mi momento, pido clemencia y declaro: a mí no, por favor.

2 comentarios:

yo dijo...

el primero parece leberbush

Unknown dijo...

tenele mucho miiieedooo!!