Ella se acerca, mira los fideos, con hambre, deseo, gula... mentira, si ya comió.
Él dice: - Ah? Te gustan estos fideitos?
Ella asiente.
Él:- Entonces rezate un salmo, arrodillate y bendecí la comida.
Ella:- Pero si yo no soy religiosa! Pasé por aca...
Él: - Ah nono, si no hay salmo no hay comida.
En el consultorio:
Él:- No sé por qué dije eso doctor...
Psicólogo:- No tendrá algo que ver con sus vivencias de boyscout?
Moraleja
Pablo tiene razón, las mejores anécdotas hay que contarlas.
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