sábado, 18 de agosto de 2007

Farándula

No sé porqué, pero estábamos en la pileta del cantry con Graciela Alfano y su pareja, Matías Alé. Ella brillaba en su bronceado y sonreía. Tenía un tapado de piel blanca. Una niña de pelo negro le pregunta con voz aguda: ¿Y porqué no tienen hijos? Y yo, haciéndome cargo de la respuesta, abrazando a Matías de costado, le respondo: "Bueno, ahora Graciela encontró a su príncipe... tienen que trabajar, y después van a tener hijos". Yo era algo así como una íntima amiga de la pareja, y compartía con ellos un findesemana burgués.
Después caminamos con Hugh Grant por el bosque interno, entre unas casas de madera y el pasto húmedo. Él por momentos usaba anteojos negros, y después se los sacaba y sonreía. Eso sí que me acuerdo, sonreía mucho. Tenía los ojos celestes, y su expresión clásica de incomodidad.

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