Uno. El tipo de al lado, un tipo con camisa a cuadrillé metida adentro del jean gastado (Sí, lo ví rápido, cuando se paró en el frenesí para que no lo reconociéramos a la salida) nos indica desde su sabiduría zen cuándo la gente debe reirse y cuándo no. Chista cuando las risas y carcajadas están fuera de lugar, demostrando que nos llevamos a marzo, como dijo el HombreCorazón, dónde-me-tengo-que-reir-en-una-película I. El HombreCorazón, con su sabiduría ancestral, aseguró que al tipo de camisa le molestaba que cuchicheáramos en partes religiosas.
Dos. Atrás, con mi espalda, ví cómo una señora de rulos, muchos rulos, rubios, se chistaba y gesticulaba en la oscuridad contra dos señoras, una más joven que la otra, para que le dejara el asiento ocupado, en vano, por abrigos y carteras.
Tres. El tipo de camisa le susurró a la mina de al lado: cada cosa es un símbolo de algo. Pienso que es una buena excusa para acercarse al hombro de la acompañante e intentar conquistarla, pero sí, es así, cada cosa es símbolo de algo.
Moraleja
El tipo de la ventanilla del San Martín sí se da cuenta si intercambiás sigilosamente la tarjeta de estudiante con tu amigo que acaba de comprar la entrada y sospechosamente te saluda por segunda vez, con un apretón de manos.
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