Sucede desde siempre. Es ese micro segundo en que termina algo pero lo próximo no comenzó. Es un movimiento elíptico que se produce domingo a domingo, una tendencia repetitiva que se hace sensación. En mi caso viene siempre acompañado del relato futbolístico, que resuena en mi cabeza, y me aturde. Puedo cerrar los ojos y volver al asiento de atrás del auto de mis papás cuando volvíamos del Cantry, y sentir exactamente lo mismo que ayer, y que cada domingo.
Se acabo, basta, caput. Me lo tatúo en las pompis y lo asiento legalmente. Los domingos voy a salir. Porque ya lo dijo Lulú, hay que conocerse, hay que hacer cosas que te hacen bien.
1 comentario:
uyyyy siiiii,la radio y los partidos del domingo,que depre!!pero más aún salir...estamos todos en la misma buscando...
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