uno. Descubrí que el ipod tiene una extraña tendencia a invadir todos los espacios. Es más, cuando aparece alguien con quien tengo que charlar, diría que me molesta tener que sacarme uno de los auriculares.
dos. Descubrí que el ipod resolvió una de mis fobias específicas: Ya no le temo más a los baños públicos. Se trata de un videoclip al infinito, en donde yo solamente me dejo llevar por la acción automática de entrar al baño y realizar la actividad correspondiente, sin entrar en contacto auditivo con las otras mujeres que cohabitan el lugar. Este maravilloso beneficio me exime de enterarme de cada uno de los ritmos, densidades y estados gaseosos ajenos. ¡Viva!
tres. Descubrí que ahora todos mis días son como cálidos videoclips que se dan play uno atrás del otro. Le regalo a la cara de preocupación de esa señora este temita que le sube el sex appeal y no sabés cómo baila.
Frase Célebre del mes,
Dijo Anita:
"Y nada, estoy en el horno, me re gusta"
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