YO PISÉ MIERDA. Y traté una y otra vez de remojar la zapatilla en algún charco perdido y arrastrarla contra el asfalto. No sirvió de mucho. Cuando automáticamente crucé la pierna, un baho asqueroso subió por el costado derecho. Hay un poco de olor a mierda, no? Dije como sorprendida. No sirvió de nada lo que hice en la calle. Ezequiel me miró como serio, diciendo: Y sí, no te quería decir nada pero me estoy ahogando.
TAMPOCO sirvió de mucho escribirlo ayer en el blog. Hoy volví al cine y pocos minutos después empecé a sentir la misma presión que ayer. Claramente no soy como Celeste. Mirá. Estamos a punto de entrar a cualquier sala, sí, sí, ya pasó con The Holy Montain la otra vez, no soy exagerada, y Celeste sale disparada diciendo: voy al baño. Está bien, ella se hace cargo y no sufre 45 minutos de la presión abdominal, pero después me hace sudar la gota gorda cuando la veo entrar una vez que la película ya empezó, y trato en vano de agitar los brazos para que me vea. Loco, el que es macho entra al cine y se aguanta el pis. Claramente yo no soy macha, y volví a tantear en la oscuridad asientos ajenos y a perderme entre pasillos para descomprimir el orín.
3 comentarios:
baja el nivel!
otras veces la esquivaste pero esta vez te atrapó de lleno,no pudiste librarte de ella,se quedó incrustada en vos,aferrada sin remedio,invadida...
Interesante paralelismo entre la "machitud" y el tamaño de la vejiga. Uno de estos días sale publicado en jornales de medicina
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