
Ella duda: no sabe si él gusta de ella, o la odia.
Lo recuerda perfectamente: Un día le rompió una regla, le robó un buzo al que le puso su nombre, le tiraba del pelo.
Años más tarde, se encuentran en una calle muy concurrida del centro y él le sugiere ir a almorzar. Combinan horario y escenario, y ella lo espera en la mesa contra la ventana de un bar X.
Ella se mira al espejo, muestra los dientes: no hay rastros de la tarta del mediodía, no se le ha corrido el maquillaje, el jopo está en su lugar. Aguarda impaciente. Mira el celular por si acaso y cuando el mozo le ofrece algo de beber dice: "Estoy esperando a alguien".
Afuera, él maneja una grúa alquilada en Lomas de Zamora. Es amarilla, y le han prestado un mameluco de mecánico y un casco amarillo. En la punta de la grúa él lleva una gran cadena, de la que cuelga una pesada y maciza bola de hierro. Él aparca frente al bar, y cuenta 1,2,3 antes de apretar el botón rojo.
4 comentarios:
parece mentira, pero al fin y al cabo, las mujeres somos el disparador violento de la maquinaria masculina, caballera y prometedora hasta que el casco indica "matar a la siguiente".
JAJAJAJAJA ella no podia evitarlo...cumplio como dijo...igual falta algo con respecto a un jean de cuero ?¿ mmmm
jaja y nada seguro, re re seguro q el gusta de ella. no? NO? EH? EH di q di q si!
Interesante lo que produce el texto en cada uno...
Mi aporte iba a ser "estaría bueno que una chica con jopo consiga que se dirija todo eso hacia ella, pero no pasa habitualmente".
... y el punto de vista masculino (bueno, el mio, que soy hombre, me cacho!): pocos hombres ejercen violencia hacia una mujer antes de los 20 por otro motivo que frustración libidinal.
Después, se abre un abanico de posibilidades, pero hasta aca, coincido con las arribafirmantes...
Excelente relato. Pero EXCELENTE.
No se como se me habia pasado.
Lo disfrute enormemente.
Franco de Montreuil.
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