martes, 11 de septiembre de 2007

Bombero

YO PISÉ MIERDA. Y traté una y otra vez de remojar la zapatilla en algún charco perdido y arrastrarla contra el asfalto. No sirvió de mucho. Cuando automáticamente crucé la pierna, un baho asqueroso subió por el costado derecho. Hay un poco de olor a mierda, no? Dije como sorprendida. No sirvió de nada lo que hice en la calle. Ezequiel me miró como serio, diciendo: Y sí, no te quería decir nada pero me estoy ahogando.
TAMPOCO sirvió de mucho escribirlo ayer en el blog. Hoy volví al cine y pocos minutos después empecé a sentir la misma presión que ayer. Claramente no soy como Celeste. Mirá. Estamos a punto de entrar a cualquier sala, sí, sí, ya pasó con The Holy Montain la otra vez, no soy exagerada, y Celeste sale disparada diciendo: voy al baño. Está bien, ella se hace cargo y no sufre 45 minutos de la presión abdominal, pero después me hace sudar la gota gorda cuando la veo entrar una vez que la película ya empezó, y trato en vano de agitar los brazos para que me vea. Loco, el que es macho entra al cine y se aguanta el pis. Claramente yo no soy macha, y volví a tantear en la oscuridad asientos ajenos y a perderme entre pasillos para descomprimir el orín.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

baja el nivel!

La otra parte de mí dijo...

otras veces la esquivaste pero esta vez te atrapó de lleno,no pudiste librarte de ella,se quedó incrustada en vos,aferrada sin remedio,invadida...

Javier dijo...

Interesante paralelismo entre la "machitud" y el tamaño de la vejiga. Uno de estos días sale publicado en jornales de medicina